INSTITUTO DE INDOLOGÍA

 

Hace tiempo nos dejamos atrapar por la India, diversa y envolvente. Y aunque en la forma de ver el mundo seguimos siendo distintos, el océano de nuestras navegaciones está ya formado por las mismas aguas. Por eso, a los que hemos participado en la redacción de este libro, no nos será difícil compartir lo que dijera Nehru: «Quizá la India cuando cambie de traje, lo cual es inevitable, porque su traje viejo está hecho harapos, mandará cortar el nuevo sobre ese mismo patrón, de manera que convenga tanto a las condiciones actuales como a su pensamiento antiguo. Los principios a los que se incorpore tendrán que estar relacionados con las raíces de su suelo.»

Y en lo que se refiere a nuestra propia relación profunda con la India, y con los orígenes, cabe recordar unos versos de Os Lusiadas, de Luis de Camóes: «Em vendo o mensageiro, com jocundo / rostro, como quem sabe a lingua hispana, / lhe disse: —Quem te trouxe a estoutro mundo, / táo longe da tua patria...» Porque se olvida que la lengua española sirvió a los portugueses para iniciar su primer contacto en la India, a través de un morisco que había llegado hasta aquel «otro mundo, tan lejos de su patria...»

Quizá lo que nos lleva a algunos allí es, como aquel universo, plural y complejo. Porque la India, como escribiera Fernand Braudel «se presenta como una yuxtaposición de espacios y también de pasados heterogéneos que tienden todos a concordarse entre sí, sin nunca conseguirlo». Al finalizar la impresión de este modesto libro colectivo, somos conscientes de la imposibilidad de abarcar esas realidades yuxtapuestas. Sólo podemos estar seguros de que cuando nos atrapó la India, aquel día lejano, marcó una frontera en nuestra memoria.

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