INSTITUTO DE INDOLOGÍA

LA DIPLOMACIA DE LA INDIA A TRAVÉS DE LOS TIEMPOS

Dinkar Shukhla


«Por supuesto que hay un mundo en el que creo. ¿Cómo podría ser de otro modo?» Esto es lo que Mahatma Gandhi había dicho. Su creencia resume la visión filosófica que la India ha tenido del mundo desde tiempo inmemorial. La visión evolucionó con el paso del tiempo y es la raíz del pensamiento y sabiduría de la India, su historia y sus tradiciones. ¿No dice el adagio en sánscrito vasudhaiva kutumbkam que «el mundo es una familia»? Este concepto inspiró las relaciones de la India con otros países en el pasado, durante la lucha por la liberación y a partir de la Independencia en la época actual. La historia es testigo de que la India nunca tuvo ambiciones territoriales. No se embarcó en conquistas militares en contra de sus vecinos más pequeños. Tampoco comprometió con guerras a sus vecinos más poderosos: «Vive y deja vivir» y la ahimsa (no-violencia) han sido siempre su credo.

Merecería la pena recordar cómo la India se relacionó con el mundo exterior en el pasado. La India había intercambiado embajadores de paz con otros países desde el s. iv y v a. de C., según muestra la historia escrita. Entre los primeros ejemplos del intercambio regular de embajadores fue el envío de Megástenes a la corte de Chandragupta, el primer soberano del Imperio Maurya. Esto ocurrió durante el siglo v a.C. Se acreditó a Megástenes ante la corte Maurya en nombre de Seleucas Nikator, uno de los generales de Alejandro quien más tarde heredó una parte del imperio de Alejandro. El embajador griego escribió una pintoresca visión del imperio Maurya. Concretamente, le impresionó Chanakya, que era un ministro, consejero y, prácticamente, guía de Chandragupta. También era conocido con su otro nombre, Kautilya, como autor del famoso tratado Arthashastra (La ciencia de la política). Entre otras cosas, el tratado estableció las reglas de conducta en las relaciones con otras naciones.

El mismo Chanakya fue un practicante implacable del arte y habilidad de la diplomacia. Para él, todos los medios empleados en la administración del arte de gobernar y en la conducta de relaciones con el mundo exterior eran justos siempre que promovieran los intereses del reino Maurya. Eso es lo que Maquiavelo propuso diez siglos más tarde. También es digno de hacer notar que mucho antes que Clausewitz, Chanakya había dicho que «la guerra es sólo una continuación de la política de Estado con otros medios». Sin embargo, de acuerdo con la actitud vital de la India, Chanakya también dijo que «la guerra tiene siempre que servir fines más amplios que la política y no ser un fin en sí misma».

Los contactos entre la India y el mundo occidental establecidos por Chandragupta continuaron durante el reinado de su hijo, Bindusar. Los embajadores fueron a la corte de Pataliputra desde los tiempos de Ptolomeo de Egipto. Antioco, hijo de Seleuco, también envió a su representante a Pataliputra. Ashoka el Grande, que era nieto de Chandragupta, se añadió a estos contactos. Llegó a ocupar el trono en el 273 a.C. Durante sus cuarenta años de reinado, la India se convirtió en un centro internacional importante, sobre todo debido a la rápida expansión del budismo. Los embajadores y mensajeros de Ashoka llegaron hasta Egipto, Siria y Grecia en Occidente; a destinos en Asia Central; en el sur y sudeste de Asia a Birmania (Myanmar), Siam (Tailandia), etc. También envió a su hijo, Mahendra, y a su hija, Sanghmitra, a Ceilán (Sri Lanka) con el mensaje de Budhha.

Desde el primer siglo de la era cristiana en adelante proliferaron oleadas sucesivas de colonias indias en el este y sudeste, llegando a Ceilán, Birmania, Malasia, Java, Sumatra, Borneo, Siam, Camboya e Indochina. Naturalmente, y como consecuencia, los contactos diplomáticos, económicos y culturales aumentaron durante este período.

La India y la China intercambiaban con regularidad eruditos quienes se convertían en embajadores no oficiales de sus países respectivos. Los eruditos de la India, tales como Kashyap Malanga y otros, llevaron a cabo largos y arduos viajes a la China. Los eruditos chinos más sobresalientes que emprendieron similares viajes concienzudos fueron Fa Hien (siglo v) y Hieun-Tsang (siglo vii). Harshavardhana, que gobernó un imperio del norte de la India, y el Emperador T’ang, incluso intercambiaron embajadas.

Un persa, Alberuni, fue otro viajero famoso que viajó a la India en el siglo xi. Lo siguió dos siglos más tarde el viajero árabe Ibn Batuta. El enorme conocimiento de este último sobre países que iban desde Egipto a Guam lo utilizó el sultán de Delhi de la época, Mohammad bin Tughlak (1326-51) de forma original. Eligió a Batuta como su embajador en la corte del emperador chino.

Los primeros europeos a los que conoció Akbar fueron los portugueses. Durante la época de su hijo Jahangir, los portugueses fueron derrotados por los británicos en una batalla naval en los mares de la India. Poco tiempo después, en 1615, Sir Thomas Roe, un embajador de Jaime I de Inglaterra fue acreditado en la corte de Jahangir.

El imperio mogol se fue debilitando visiblemente durante la época de Aurangazeb. Su declive se aceleró después de su muerte. Durante este período, la actividad diplomática llegó a su nivel más bajo. Los británicos que iban en avance preferían el engaño a la diplomacia.

Hay muy poco que añadir al calendario diplomático durante el largo dominio británico sobre la India. Sin embargo, el Congreso Nacional Indio (INC), comenzó a desarrollar una visión de la India, incluso cuando se estaba luchando para derrocar el dominio británico. El INC extendió su apoyo a las luchas de liberación de otras partes del mundo. Denunció a Hitler y a su nazismo, a Mussolini y a su fascismo, así como también al aventurismo japonés. El INC defendió la paz mundial y el desarme total y decidió evitar los bloques de poder. Aunque era la voz de un pueblo subyugado, su voz se escuchó con respeto en los consejos del mundo.

Después de alcanzar la libertad en 1947, la India escogió el camino democrático y continuó en él incluso cuando las democracias de alrededor estaban inmersas en la confusión. Con relación a la política exterior de la nueva nación, no se tuvo que trabajar a destajo para adoptar una. Se tenía a mano un rico legado. La política exterior de la India independiente llegó a ser una extensión de la política llevada a cabo durante siglos y, más en concreto, durante la lucha por la independencia. Hay que hacer notar que existe un gran consenso nacional sobre los principios y objetivos y sobre la forma en que llevamos a cabo nuestra política exterior. Además de su firme apoyo a las luchas por la liberación y al movimiento contra el apartheid, la India estuvo en la primera línea del Movimiento de los Países No-alineados que se convirtió en una gran fuerza durante los años de la Guerra Fría.

El final de la Guerra Fría fue uno de los acontecimientos que más marcaron el siglo xx. Nueva Delhi no perdió tiempo en hacer ajustes de política que se adaptaran a la realidad internacional surgida después de la Guerra Fría. Al mismo tiempo que mantenía estrechas relaciones tradiciones con Rusia y otros países que habían formado parte de la antigua Unión Soviética, la India no perdió la oportunidad de forjar también un nuevo entendimiento con los Estados Unidos. El «resorte» en los lazos entre la India y EE.UU. surgió sin que Nueva Delhi cediera en absoluto su posición con respecto a las cuestiones de firmar el CTBT o unirse al régimen de no-proliferación.

Las relaciones de la India con sus vecinos de Asia del Sur, es decir, Bangladesh, Bhután, Maldivas, Nepal y Sri Lanka, son sinceras y amistosas. Con relación a China, está claro que se ha olvidado el amargo pasado y que los dos vecinos están realizando un nuevo comienzo enérgico. Están dispuestos a resolver el tema de la frontera que es el más contencioso a través del diálogo.

Sin embargo, Paquistán, continúa siendo un enigma. Durante los últimos cincuenta y cinco años, los gobiernos sucesivos de Nueva Delhi han intentado normalizar las relaciones con Islamabad, sin resultado. Paquistán respondió con la invasión tribal de 1948, con las dos agresiones de 1965 y 1971, las intrusiones pérfidas a través de la Línea de Control del sector de Kargil de la provincia de la India de Jammu y Cachemira en 1999 y con el terrorismo fronterizo que va en aumento desde 1988.

El ataque terrorista a la Sede del Parlamento de Nueva Delhi el 13 de diciembre de 2001 dejó a la India preguntándose sobre las verdaderas intenciones de Paquistán. La India no tuvo más remedio que llegar a realizar una rápida defensa a lo largo de la Línea de Control de Jammu y Cachemira y en puntos cruciales de la frontera. Tanto, que las maniobras militares de los dos vecinos nucleares, añadidas a una serie de pruebas de misiles con capacidad nuclear por parte de Islamabad, hicieron estremecer al mundo. Éste fue el momento en que la diplomacia de la India pasó por una prueba suprema. Debido a su sagacidad, la India facilitó las gestiones lideradas por EE.UU. para reducir la tensión. Esto se debió al compromiso de Nueva Delhi de trabajar a favor del desarme total y de un mundo desnuclearizado. El anticlímax que llevó una deseada desescalada, anunció el triunfo de la diplomacia de la India.

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